VIOLENCIA CERO

VIOLENCIA CERO
VIOLENCIA CERO. ES MI COMPROMISO DIARIO

lunes, 4 de octubre de 2010

La vida tiene la capacidad de sorprendernos, abrumarnos, invitarnos o, sencillamente dejarnos ser.
Cuando el atardecer se pinta sobre el cielo del mar ahi siento que vale la pena, estar en ese preciso momento, en ese lugar.
Cuando espero el subte, con el anden atiborrado de gente, el mal humor, las caras de fastidio, la marcha lenta de un día atravesado; escuchó el sonido de algún instrumento tocado por un músico escondido bajo una funda con monedas, me dejo llevar por esos acordes; agradezco por esa música que corta los sinsabores de la escena.
Caminar por la vereda del sol, mirando el cielo tan celeste que parece pintado a mano, escuchar el ruido de mis pisadas, el viento, apenas brisa, refresca mis oscuros y agobiados pensamientos, hasta hacerlos diluirse; ahí pienso: qué bueno, tengo que guardarlo en mi memoria, para cuando este adentro.
Sentarme en una mesita, tomar un café con algo rico, en Puerto Madero, mirando el dique, los barcos, los que andan en roller, los que caminan, los extranjeros, los extravagantes, los ridículos, lo fashion, los out y los in, las cursilerías, los amantes, los formales, los de siempre, los habitues, los superados, los que no se animan, los favoritos, los solos, las amigas, los edificios vidriados, las torres; Buenos Aires reflejada en el agua. Gracias por este sexto sentido.
Las pausas son mis anclajes, esos cables a tierra, que nos ayudan a escuchar el silencio en medio de un torbellino. Sin mis pausas moriría en el olvido.

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