VIOLENCIA CERO

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lunes, 23 de mayo de 2011

Reconstruyendo

Cuando descubrimos que las certezas, jamás lo fueron; que las imágenes que creíamos eternas, se diluyeron hasta perderse.
En ese instante, sentimos un derrumbe alrededor nuestro. Estamos en  medio de cascotes. Apilarlos de nuevo, para armar una pared, parece que es imposible. Están hechos añicos. Además, no encajan con la perfección ficticia, de la que se sostenían.
Qué dilema tan profundo para resolver.
Desde mi punto de vista y mi experiencia personal, es ahí, donde debemos aprender a transitar el camino,
colmado de incertidumbres, incertezas, sorpresas. Como dice mi amigo, sin pólizas de seguro, en el bolsillo.
Todo lo contrario, al menos para mi, como fuimos educados, con proyectos a futuro, con planes, con firmas de puño y letra augurando una vida, sin sobresaltos.
Cuánta falacia. Nada se puede proyectar, con tanto reasuguro, ni la vida misma.
Cada mañana, sería muy saludable reinventarnos. Regar al amor si es que está a nuestro lado, saber que, en el momento menos esperado, ya que vivimos en la incertidumbre y en la sorpresa, puede aparecer. O, todo lo contrario, puede irse. Pero ni en un caso, ni en el otro, es definitivo. Gira, se transforma, se reinventa, se diluye, se construye, aparece, desaparece. Nosotros seguimos estando a la merced de nosotros mismos.
Las epopeyas pasan. Todo pasa. Nosotros, también, lo hacemos.
Como la vida es un pasar de segundos, nada puede ser tan lineal, ni tan eterno, ni tan seguro.
Vivir en esa sintonía es estar en el agradecimiento, en el asombro, en la maravilla, en la admiración, en el desconcierto, en la confusión, en el desconcierto, en el estupor.
¿Qué es todo eso, si no la vida misma?
Levantarme y verme rodeada de escombros, me ayudó a no volver a levantar una pared, insólitamente, sólida.
Es preferible, ver el paisaje, sentir el viento, oler los perfumes de las estaciones, escuchar los sonidos; convivir con las tormentas, las heladas, lo inhospito, lo espantoso; antes que fabricar un muro, del cual pensábamos que estábamos seguros y, que se cayó, dejándonos desnudos en medio de la nada.
Desde este nuevo lugar, es donde valoro mucho más que estés conmigo.

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